jueves, 4 de julio de 2013

METODO LUZ

Su autora Alicia González Opazo, recibió su título de Profesora General Básica en 1924, de la Escuela Normal de Concepción, Chile. Creó su método  a partir de la década de los 30' y comenzó a aplicarlo en forma sistemática en 1933, hasta la fecha. Su vasta experiencia en el campo de la lecto-escritura, se demuestra en su trayectoria profesional de más de 70 años, 4l de los cuales dedicó exclusivamente al Primer Año Básico de enseñanza.

"Luz" es un método  único y novedoso en su género, pues, apartándose de todos los esquemas, tendencias y modelos actuales, ha presentado desde sus inicios, una total eficiencia en logros de objetivos, tanto con niños tratados en forma individual, como grupal, con sesenta alumnos o más. En otras palabras ningún niño beneficiado con el método  desde 1933, ha quedado sin aprender a leer y escribir y su aprendizaje se ha logrado en un tiempo asombrosamente breve, en comparación con los sistemas tradicionales actualmente vigentes.

Método luz versus métodos  tradicionales

Existen marcadas diferencias entre los métodos tradicionales y el método  Luz, que, en términos de resultados, explican la eficacia y la eficiencia de los modelos actuales, versus el que aquí se presenta, tal como se aprecia en el siguiente cuadro:

Modelos y métodos  Tradicionales
Método  Luz
Se parte enseñando palabras, frases e incluso oraciones, obteniéndose la letra que se desea enseñar de una palabra en particular, que comience con la letra en cuestión.
Se comienza enseñando las letras del abecedario, a través de identificar sus sonidos, tal como los pronunciamos. Una vez identificadas las letras, se empiezan a formar palabras con pleno sentido.
Se enseña generalmente el nombre de la letra y no su sonido. Puesto que se parte al revés, respecto de "Luz", el alumno nunca aprende apropiadamente los sonidos reales del alfabeto, con lo cual su modulación y pronunciación se van haciendo crecientemente deficientes y explica el estado actual de estas características en el chileno medio.
Inicialmente, nunca se enseña el nombre de la letra, sólo su sonido. Así, se adquiere una pronunciación y modulación apropiada desde el principio y los signos abstractos, se vuelven concretos. Sólo cuando el alumno ya adquirió la habilidad de la lectura, se puede enseñar el nombre de las letras. Esto se recomienda generalmente en el segundo grado de Básica.
Se enseña teniendo en cuenta cómo piensa el niño. Se aplica la relación figura-palabra, para reforzar la identificación y memorización de la palabra en cuestión y que luego eso permita identificar racionalmente, la primera letra de la palabra a enseñar, por su nombre.
Se enseña pensando en cómo aprende, cómo capta el niño, más que en cómo piensa, apelándose a procesos intuitivo-racionales, que inicialmente predominan por sobre los puramente racionales y facilitan el rápido aprendizaje.
Se enseñan las letras una por una, con ayuda de extensos y tediosos ejercicios, en una secuencia que explica la lentitud y complejidad del proceso lector. Luego, a un complicado diseño del proceso aludido, se une una cantidad de ejercicios que van desmotivando gradualmente al alumno, que termina privilegiando procesos de memorización, por sobre la compresión.
Las letras y sus correspondientes sonidos, se presentan al alumno todos de una vez; primero, todas las vocales y luego, todas las consonantes, lo que provoca una inmediata y natural interacción Maestro(a)-alumno a la formación de las primeras palabras y frases con sentido, lo que explica la rapidez con que aprenden todo tipo de alumnos.
Alumnos con problemas de aprendizaje, por ejemplo, dislexia, relativo a casos no clínicos o patológicos de retardo mental, en general, no aprenden, aún después de varios años, siendo derivados a escuelas especiales, asumiéndose que ya no aprenderán, por el concepto que se tiene de esa disfunción y donde se privilegia la enseñanza de manualidades en esos niños.
En este caso, todos los alumnos aprenden, incluso, los potencialmente disléxicos y aquéllos cuya disfunción se puede percibir y diagnosticar claramente, la cual desaparece durante el proceso lector, gracias a que aprenden a reconocer los sonidos de las letras y a identificarlas en forma segura e inolvidable, lo que les permite aprender en corto tiempo e integrarse al ritmo de aprendizaje del resto de sus compañeros.



Características, descripción del Sistema Luz de lecto-escritura y sus materiales didácticos 

"Luz" representa un salto conceptual en esta materia y representa una solución prácticamente infalible a prueba de demostraciones, tanto masivas o grupales, como personalizadas o individuales. La solución educativa está imponiendo nuevos paradigmas en desmedro de otros, obsoletos y arraigados en el tiempo, que retardan y retrasan toda la educación, como por ejemplo: que enseñar a leer con los métodos es un proceso único, simple, no complejo, que no requiere de una extremada especialización por parte de quien enseñe y del cual se obtienen resultados en corto tiempo; que la madurez intelectual para aprender a leer encuentra desde los dos o tres años. 

Con este método aprenden todos los niños y adultos en muy corto tiempo ya que se adapta perfectamente para pre-escolares desde los 3 a 4 años y se puede implementar de inmediato en su sala de clases o aplicarlo usted. misma en su casa. Se puede comenzar a enseñar los sonidos naturales seleccionados por "Luz" de las letras, desde los dos años. Asimismo, es irreemplazable para la enseñanza de adultos. 

Los niños desde que nacen están capacitados para el aprendizaje y los trastornos de aprendizaje que puedan aparecer, a no ser casos clínicos severos, mayormente suceden por aplicación de metodologías de enseñanza deficientes, que generan y agravan en algunos casos ciertos discapacidades, como la dislexia. Lo otro es que al niño se lo trate de adelantar artificialmente o se lo trate de abrumar y eso si puede causarle trastornos, pero normalmente cualquier niño puede ser estimulado tempranamente, con resultados que comienzan a ser reconocidos en todo el mundo cuando se les enseña adecuadamente.


METODO MONTESSORI


La educación Montessori cubre todos los períodos educativos desde el nacimiento hasta los 18 años brindando un currículo integrado.

El ambiente Montessori

El ambiente Montessori es un lugar amplio y abierto, ordenado, estético, simple, “real”, donde cada elemento tiene su razón de ser en el desarrollo del niño. El ambiente es proporcionado a la medida de los niños, con estanterías bajas y distintas medidas de mesas y sillas donde se sientan los niños individualmente o en grupos. La sala está subdividida en áreas temáticas donde se exponen los materiales y la bibliografía correspondientes y permite una gran libertad de movimiento. Los niños pueden trabajar en grupos o individualmente, respetando, de este modo, su propio estilo y ritmo. Cada niño utiliza el material que elige tomándolo de la estantería y devolviéndolo a su lugar para que pueda ser usado por otros. El ambiente promueve la independencia del niño en la exploración y el proceso de aprendizaje. La libertad y la autodisciplina hacen posible que cada niño encuentre actividades que dan respuesta a sus necesidades evolutivas.
La sala  Montessori reúne niños de tres edades distintas: menores de 3 años, de 3 a 6 años, de 6 a 9 años y de 9 a 13 años. Las “salas integradas” favorecen la cooperación espontánea, el deseo de aprender, el respeto mutuo y la incorporación profunda de conocimientos a través del ejercicio de enseñarle a otros.
El Niño
Maria Montessori observó que el niño pasa de la infancia a la adultez a través de 4 períodos evolutivos llamados “Planos del desarrollo”. Cada período presenta características radicalmente distintas de los otros, pero constituye los fundamentos del período sucesivo. Así “como la oruga y la mariposa son muy distintas en su aspecto y sus manifestaciones y, sin embargo la belleza de la mariposa es consecuencia de su vida en el estado de oruga, y no puede provenir de la imitación del ejemplo de otra mariposa. Para construir el futuro es necesario vigilar el presente. Cuanto más cuidamos las necesidades de un período, mayor éxito tendrá el período siguiente
El primer Plano del Desarrollo comienza con el nacimiento hasta los 6 años, está caracterizado por “la mente absorbente” del niño, la cual toma o absorbe todo los aspectos, buenos y malos, del ambiente que lo rodea, el lenguaje y la cultura. En el segundo plano, desde los 6 a los 12 años, el niño posee una “mente razonadora”, para explorar el mundo con su imaginación y pensamiento abstracto. En el tercer plano, de los 12 a los 18 años, el adolescente tiene una “mente humanística” deseosa de entender la humanidad y la contribución que él mismo puede hacer a la sociedad. En el último plano del desarrollo, desde los 18 a los 24 años, el adulto explora el mundo con una “mente de especialista” apropiándose de su propio lugar en él.

Materiales concretos

Los materiales Montessori fueron diseñados científicamente en un contexto experimental dentro de la sala, prestando especial atención al interés de los niños según la etapa evolutiva en que se encuentran y con la convicción de que la manipulación de objetos concretos ayuda al desarrollo del conocimiento y del pensamiento abstracto.

Estos materiales permiten a los niños investigar y explorar de manera individual e independiente. Posibilitan la repetición, lo que promueve la concentración. Tienen la cualidad de “aislar las dificultades”, es decir, cada uno introduce una única variable, un solo concepto nuevo, aislándolo y dejando los demás conceptos sin modificar. Los materiales tienen “control de error”: es el mismo material que le mostrará al niño si lo usó correctamente. De este modo los niños saben que el error forma parte del proceso de aprendizaje, logran establecer frente a él una actitud positiva, se hacen responsables de su propio aprendizaje, y desarrollan confianza en sí mismos.
El Adulto
La maestra Montessori, llamada “guía”, observa a cada niño, sus necesidades, capacidades e intereses y le ofrece oportunidades de trabajo inteligente, con un propósito concreto al servicio del cuidado de sí mismo y de la pequeña comunidad que es el aula. El objetivo final de la guía es intervenir cada vez menos a medida que el niño se desarrolla. La guía le permite actuar, querer y pensar por sí mismo, ayudándolo a desarrollar confianza y disciplina interior. La guía Montessori no imparte ni premios ni castigos, la satisfacción es interna y surge del trabajo personal del niño.

Cuando el niño, según su desarrollo evolutivo, está listo para una lección, la guía introduce el uso de nuevos materiales y presenta actividades de forma individual o a grupos reducidos. En los años más avanzados, cada niño confecciona al comienzo de la semana una lista de objetivos y luego administra su tiempo durante la semana de forma de cumplirlos. No es la guía sino el niño mismo el responsable de su propio aprendizaje y desarrollo.

El Currículo Montessori

Desde el nacimiento hasta los 3 años: Durante los primeros tres años de la vida del niño se sientan las bases para su futuro desarrollo. Montessori denomina a este período como el del “embrión espiritual”, durante el cual realiza en la esfera psicológica lo que el embrión realizó ya en la esfera física. Este proceso se logra gracias a la “mente absorbente” del niño que incorpora experiencias, relaciones, emociones, imágenes, lenguaje, cultura, a través de sus sentidos y por el simple hecho de vivir. Estas experiencias de vida dan forma a su cerebro, formando redes neuronales que tienen el potencial de permanecer con la persona toda su vida. En esta etapa del nacimiento a los 3 años, la educación Montessori se concentra en el desarrollo del habla, el movimiento coordinado y la independencia, que le dan confianza al niño, le permiten descubrir su propio potencial y su lugar dentro de una comunidad.
El currículo en el aula de 3 a 6 años se divide en cuatro áreas de trabajo:
Vida Práctica, Sensorial, Lenguaje y Matemática
De los 6 a los 12 años

El Currículo en el aula de 6 a los 12 años presenta una visión histórica, evolutiva e integrada del conocimiento y del desarrollo humano. Incluye cinco Grandes Lecciones o lecciones fundamentales a partir de las cuales se desarrollan estudios específicos en distintas áreas. Las lecciones están diseñadas para despertar la imaginación, la curiosidad y la admiración por la capacidad creativa e innovadora del espíritu humano.

miércoles, 3 de julio de 2013

4° DIFICULTAD "LENGUAJE ORAL"



LENGUAJE ORAL 

El alumnado con «Dificultades específicas de aprendizaje del lenguaje oral» manifiesta de manera precoz, una alteración de las pautas normales del desarrollo del lenguaje oral. Estas dificultades comprenden los trastornos del lenguaje expresivo, del lenguaje receptivo-expresivo, y de procesamiento de orden superior (léxico-sintáctico y semántico-pragmático). Además, ha de presentar un desfase en el desarrollo normal del lenguaje oral con pruebas estandarizadas. Aunque el escolar pueda ser capaz de comprender y comunicarse en ciertas situaciones muy familiares más que en otras, la capacidad de lenguaje es deficitaria en todas las circunstancias. Esta dificultad no se debe a anomalías neurológicas o de los mecanismos del lenguaje, ni a deterioro sensorial, discapacidad intelectual o factores ambientales. Consideramos que un alumno o alumna presenta dificultades específicas de aprendizaje del lenguaje oral cuando, además de darse las condiciones anteriores y después de haber sido sometido a programas de intervención, muestra resistencia a la mejora de las habilidades lingüísticas.



Si bien los problemas con el lenguaje oral se pueden empezar a manifestar a lo largo de la etapa infantil y primer curso de Educación Primaria, el inicio del proceso de detección debe llevarse a cabo una vez se haya constatado el desfase de, al menos, dos años en el lenguaje oral respecto a los alumnos y alumnas de su misma edad. El proceso de identificación debe iniciarse con el alumnado detectado a partir de los seis años después de haber sido sometido a programas de mejora del lenguaje oral sin alcanzar la competencia curricular propia de su edad. 








3° TIPO DE DIFICULTAD "CÁLCULO ARITMÉTICO O DISCALCULIA"


CÁLCULO ARITMÉTICO O DISCALCULIA












El alumnado con «Dificultades específicas de aprendizaje en cálculo aritmético o discalculia» es aquel que tiene un desfase curricular en el área o materia de matemáticas y, específicamente, en los contenidos relacionados con el cálculo y razonamiento aritmético. Además, ha de mostrar un bajo rendimiento en pruebas estandarizadas, en el cálculo operatorio de adición, sustracción, multiplicación y división, y en ocasiones en la comprensión de problemas verbales aritméticos. Asimismo, esta dificultad es específica en las áreas y materias curriculares que demandan de manera prioritaria el uso de los procesos de cálculo y razonamiento aritmético, y no en aquellas otras donde la actividad aritmética no es tan relevante. Del mismo modo, esta dificultad no se debe a una escolarización desajustada, ni tampoco a desequilibrios emocionales, dificultades en la visión o audición, retraso intelectual, problemas socioculturales o trastornos del lenguaje oral. Además, no suele presentarse con dificultades en la lectura o escritura. Se considera que un alumno o alumna tiene dificultades específicas de aprendizaje del cálculo o discalculia cuando, después de someterse a programas de intervención, muestra resistencia a la mejora de los procesos de cálculo y además presenta las condiciones anteriores. 




Un alumno o alumna se identifica con las «Dificultades específicas de aprendizaje en aritmética o discalculia» cuando muestra los siguientes indicadores: un bajo rendimiento en tests estandarizados de cálculo respecto al curso que le correspondería por edad, con un percentil inferior a 25 en tareas de resolución de algoritmos, una competencia curricular en aritmética de, al menos, dos cursos escolares por debajo de su edad cronológica, así como un rendimiento normal mediante pruebas estandarizadas de lectura y escritura, salvo que el bajo rendimiento se deba a una dislexia o a una disgrafía; además de un cociente intelectual superior a 80 en test de inteligencia general. Después de constatados los criterios anteriores, el escolar podría presentar, en ocasiones, un percentil inferior a 50 en pruebas estandarizadas de tareas de resolución de problemas verbales aritméticos.

2° TIPO DE DIFICULTAD "ESCRITURA O DISGRAFÍA"


ESCRITURA O DISGRAFÍA



El alumnado con «Dificultades específicas de aprendizaje en escritura o disgrafía» es aquel que manifiesta un desfase curricular en el área o materia de Lengua Castellana y Literatura y, específicamente en los contenidos relacionados con la escritura. Suele mostrar en pruebas estandarizadas, un bajo rendimiento en los procesos léxicos que intervienen en la escritura. Este alumnado se caracteriza por dificultades en la representación grafémica de palabras aisladas que, generalmente, reflejan habilidades insuficientes de procesamiento fonológico u ortográfico. Asimismo, esta limitación es específica en las áreas y materias curriculares que demandan de manera prioritaria el uso de los procesos de escritura, y no en aquellas otras en la que la actividad escrita no es tan relevante. Esta dificultad no se debe a una escolarización desajustada ni a desequilibrios emocionales, dificultades en la visión o audición, retraso intelectual, problemas socioculturales o trastornos del lenguaje oral. Además, podrían presentarse problemas asociados a la lectura. Asimismo, la falta de automatización de los procesos léxicos interfiere en actividades que requieren la escritura de frases gramaticalmente correctas, de párrafos organizados y de textos escritos estructurados. Se considera que un alumno o alumna tiene dificultades específicas de aprendizaje en escritura o disgrafía cuando, después de someterse a programas de intervención, muestra resistencia a la mejora de los procesos de escritura y además presenta las condiciones anteriores. 



Un alumno o alumna se identifica con las «Dificultades específicas de aprendizaje en escritura o disgrafía» cuando muestra los siguientes indicadores: un bajo rendimiento en test estandarizados de escritura respecto al curso que le correspondería por edad, con un percentil inferior a 25 en tareas de dictado de palabras que contienen sílabas cuyos sonidos corresponden a más de una letra, o un percentil inferior a 25 en la tareas de dictado de pseudopalabras , o presenta un percentil inferior a 25 en tareas de dictado de palabras de ortografía arbitraria reglada o no reglada correspondientes a su nivel escolar; una competencia curricular en escritura, al menos dos cursos escolares por debajo de su edad cronológica, y podría presentar también problemas asociados a la lectura, así como un rendimiento normal mediante pruebas estandarizadas de lectura y cálculo, salvo que el bajo rendimiento se deba a una dislexia o a una discalculia; presenta un cociente intelectual superior a 80 en tests de inteligencia general. Después de constatados los criterios anteriores, el escolar podría presentar, en ocasiones, un percentil inferior a 50 en pruebas estandarizadas en expresión escrita, esto es, la escritura de frases gramaticalmente correctas, de párrafos organizados y de textos escritos estructurados. 




1° TIPO DE DIFICULTAD "LECTURA O DISLEXIA


LECTURA O DISLEXIA 



El alumnado con «Dificultades específicas de aprendizaje en lectura o dislexia» es aquel que manifiesta un desfase curricular en el área o materia de Lengua Castellana y Literatura y, específicamente, en los contenidos relacionados con la lectura. Suele mostrar en pruebas estandarizadas, un bajo rendimiento en los procesos léxicos que intervienen en la lectura. Este alumnado se caracteriza por tener dificultades en la descodificación de palabras aisladas que, generalmente, reflejan habilidades insuficientes de procesamiento fonológico. Asimismo, esta limitación es específica en las áreas o materias curriculares que demandan de manera prioritaria el uso de los procesos lectores, y no en aquellas otras donde la actividad lectora no es tan relevante. Esta dificultad no se debe a una escolarización desajustada ni a desequilibrios emocionales, dificultades en la visión o audición, retraso intelectual, problemas socioculturales o trastornos del lenguaje oral. Del mismo modo, estos problemas se pueden manifestar en la escritura, observándose notables dificultades en la adquisición de la ortografía y del deletreo. De la misma manera, la falta de automatización de los procesos léxicos impide una adecuada fluidez, lo que puede contribuir a una deficiente comprensión lectora. Se considera que un alumno o alumna tiene dificultades específicas de aprendizaje en lectura o dislexia cuando, después de someterse a programas de intervención, muestra resistencia a la mejora de los procesos lectores y además presenta las condiciones anteriores.


Un alumno o alumna se identifica con las «Dificultades específicas de aprendizaje en lectura o dislexia» cuando muestra los siguientes indicadores: una competencia curricular en lectura con un retraso de dos cursos, al menos, respecto al nivel que le correspondería por su edad cronológica, además de problemas asociados a la adquisición de la ortografía y al deletreo, así como un rendimiento normal mediante pruebas estandarizadas de escritura y cálculo, salvo que el bajo rendimiento se deba a una disgrafía o discalculia; este alumnado acredita un cociente intelectual superior a 80 en tests de inteligencia general; un bajo rendimiento en tests estandarizados de lectura respecto al curso que le correspondería por edad, con un percentil inferior a 25 en lectura de pseudopalabras, o un percentil mayor o igual a 75 en tiempos de lectura de palabras o pseudopalabras. Después de constatados los criterios anteriores, el escolar podría presentar, en ocasiones, un percentil inferior a 50 en pruebas estandarizadas de comprensión lectora.

DEA " DIFICULTADES ESPECÍFICAS DE APRENDIZAJE.

       Dificultades específicas de aprendizaje – DEA


Se considera que un alumno o alumna presenta necesidades específicas de apoyo educativo por «Dificultades específicas de aprendizaje» cuando muestra alguna perturbación en uno o más de los procesos psicológicos básicos implicados en el empleo del lenguaje hablado o escrito. Estas alteraciones pueden aparecer como anomalías al escuchar, hablar, pensar, leer, escribir o al realizar cálculo aritmético. Aunque las DEA pueden presentarse simultáneamente con la discapacidad intelectual, sensorial o motora, con el trastorno emocional o con influencias intrínseca  como problemas socioculturales o escolarización desajustada, no son el resultado de estas condiciones o influencias.
Si bien los problemas con la lectura, con la escritura y con el cálculo aritmético se pueden empezar a manifestar a lo largo del segundo curso de Educación Primaria o incluso antes, el inicio del proceso de detección debe llevarse a cabo una vez constatado el desfase curricular respectivo en la lectura, escritura y cálculo, indicado anteriormente, en relación a los escolares de su misma edad. El proceso de identificación debe iniciarse con el alumnado detectado después de haber sido sometido a programas de mejora tanto en lectura como en escritura o cálculo, sin alcanzar la competencia curricular propia de su edad.